CONOCIENDO A MIS ALUMNOS

martes, 24 de febrero de 2009



(viendo seres humanos llenos de sueños)





Lic. Selene Salas Sánchez

Como cada día, entro a mi salón de clase y a mi alrededor no veo sólo a mis alumnos, sino a seres humanos llenos de sueños, con las emociones a flor de piel. Veo a jóvenes adolescentes que son hijos, hijas, hermanas, hermanos, agobiados por problemas (desde su perspectiva) terribles: los líos con las parejas, la relación con los amigos, el viernes que se acerca y el consabido permiso de papá o mamá para salir....

Y aunque he tratado de mantenerme al pendiente de las preocupaciones de cada uno tratando de orientarlos para que se ocupen de éstos, lo cierto es que he caído en la cuenta de que 50 minutos apenas si me brindan una visión periférica de aquello que les aqueja.

De ahí que realizar el sociograma me haya llevado a observar nuevas perspectivas respecto a mi grupo, lo cual me brinda la posibilidad de asirme a una realidad más concreta. No obstante, merced a los resultados (que puedo calificar como lamentables) también pude darme cuenta de la manera en la que algunos alumnos son rechazados, cuestión acerca de la cual yo no tenía idea, pues suponía que estaban integrados plenamente al grupo. Por otra parte, también fue bueno saber que existen líderes naturales al interior del grupo, pero que no poseen pleno conocimiento acerca de las cualidades que sus compañeras y compañeros ven en ellos.

En este sentido, a partir de ahora, después de haber obtenido dichos resultados, estoy convencida de que éstos indicadores pueden convertirse en un excelente punto de partida para diseñar y poner en práctica proyectos de cohesión para el grupo.

Cabe señalar que el grupo con el que trabajé es uno de los que (considero) guarda mejor relación conmigo, pues hemos compartido muchas cosas de nuestras vidas y con ellos me siento muy cómoda dando clases.

Sin embargo, ahora veo que es por demás necesario y benéfico realizar este sociograma en todos los grupos, ya que constituye una herramienta que ayuda a fomentar la integración grupal de mejor manera.

La búsqueda personal del modelo educativo

jueves, 19 de febrero de 2009


(el garbanzo de a libra)

Lic. Selene Salas Sánchez

Si de algo estoy convencida es de que buscar un modelo educativo ideal, en este caso, que se ajuste a mis expectativas personales, constituye la búsqueda del llamado “garbanzo de a libra”. Y es que de entre la amplia gama de modelos que se siguen en la actualidad alrededor del mundo bien pudiera hacerse un híbrido cuya implementación en México podría traducirse en resultados favorables.

Si tomamos como referente el modelo educativo finlandés (uno de los más exitosos del orbe) nos encontraremos con un punto que es medular y que se refiere a la capacitación constante y la actualización de las y los maestros. Cierto, se trata de una sociedad de primer mundo, donde los índices de desempleo y de inequidad social están muy por debajo de los que existe en Latinoamérica.

Sin embargo, creo que tales países no llegaron a dichos niveles de la noche a la mañana; por el contrario, su sistema estuvo también expuesto al ensayo y error hasta que por fin dieron en el clavo después de varias generaciones para poder alcanzar lo que pudiéramos llamar un modelo educativo ideal.

En nuestro país, bien podría realizarse algo similar. No, no se trata de una Utopía, sino de una realidad plausible que pudiera construirse con el concurso de las autoridades, la sociedad, los maestros y los alumnos. Apertura es la palabra clave. Los nuevos conocimientos vienen de la mano de las nuevas tecnologías y, en ese sentido, la búsqueda del modelo educativo ideal logrará alcanzarse por medio de la apertura del docente al cambio constante, a la actualización y al amor, a la pasión, que sienta por el acto de enseñar.

Ya lo había mencionado anteriormente: pasión y actualización forman un binomio que podría devenir en resultados por demás fructíferos para las generaciones a las que estamos formando. Por desgracia y para desgracia de nuestro país, la búsqueda de ese modelo sigue siendo la búsqueda del “garbanzo de a libra.

Modelos pedagógicos

martes, 17 de febrero de 2009

La búsqueda del modelo educativo ideal

Lic. Selene Salas Sánchez

Los cambios —cualesquiera que sea la naturaleza de éstos— se dan a partir de que caemos en la cuenta que aquello que tenemos hasta entonces nos resulta insuficiente, obsoleto e, incluso, dañino. De ahí que luego aparezca la necesidad imperante de establecer nuevos caminos o derroteros por los cuales habremos de guiar nuestro actuar en todos los ámbitos.

Lo anterior incluye, por supuesto, el ámbito educativo. Renovarse o morir, reza el antiguo adagio y, en ese sentido, percibo el esquema de la (llamémosla así) ESCUELA TRADICIONAL como un sistema cuya base organizacional necesita de una autoridad y un orden determinados para funcionar.

Sin embargo, la (también llamémosla así) ESCUELA NUEVA, en cambio, me brinda la oportunidad de trazar caminos alternativos (incluso poco ortodoxos) con la finalidad de que las y los alumnos no sólo vean fortalecida su formación académica, sino también crezcan en otros aspectos que tienen que ver con el desarrollo de la personalidad o del talento creativo, por referir algunos tópicos.

Tal reflexión viene a lugar en virtud de que hace las veces de prefacio a lo que en realidad es motivo de este texto, a saber: hablar acerca de dos modelos específicos: la ESCUELA TECNOCRÁTICA y la ESCUELA CRÍTICA.

El primer modelo, la ESCUELA TECNOCRÁTICA, viene a dar un sentido de actualidad a la educación partiendo no sólo del uso de la tecnología, sino también basándose en un pensamiento pragmático que, de cristalizarse realmente en las aulas, daría la posibilidad de un cambio significativo en la educación.

No obstante, existe posee un elemento ahistoricista, que me hace dudar de su intención real. En este sentido, desde mi perspectiva, ninguna tendencia educativa que pretenda ser atemporal podrá ser genuina puesto que conocer nuestro pasado nos permite contextualizarnos en el presente.

Por su parte, percibo a la ESCUELA CRÍTICA como a la que, de alguna manera, viene a integrar «sanamente» la relación profesor-alumno y, desde esta óptica, tal relación afectiva puede lograr un cambio total en la educación; esto es: integrar aptitudes, actitudes, habilidades, desarrollo afectivo, pensamiento critico, aptitudes creativas, reflexión, capacidad de síntesis y análisis.

De ahí que una educación en inteligencia emocional y ética (entre otros elementos) sea el sueño de cualquier modelo educativo. Por lo que a mí respecta la búsqueda del modelo educativo ideal logrará alcanzarse por medio de la apertura del docente al cambio constante, a la actualización y al amor, a la pasión, que sienta por el acto de enseñar.